Opinión del experto

¿Dónde comenzar el cambio organizacional?

La pandemia nos ha permitido hacer tangible lo difícil que es que las personas tomemos conciencia de que debemos cambiar

Con los efectos adversos del COVID-19, toma especial relevancia entender cuáles son aquellas cosas que cambian constantemente, cuáles cambian de forma intempestiva y cuáles permanecen naturalmente inalterables.

En momentos de crisis, es vital hacernos la siguiente pregunta, y reflexionar en torno a ella: ¿Qué es aquello que permanece inalterable cuando todo cambia?


Para evitar una crisis de identidad en estos tiempos, tenemos que estar claros en que nuestra razón de ser viene dada por nuestro propósito. No debemos perder de vista lo que originó nuestro accionar, ese principio que nos hace originales e irrepetibles, esas raíces que nos mantienen inamovibles, aunque la turbulencia haga tambalear algunas de nuestras partes. Y esto solo ocurrirá si hemos sido capaces de identificar nuestros talentos, aceptarlos y recordar para qué nos fueron dados. Cuando estamos conscientes de ello, a nivel individual y organizacional, podremos transitar armónicamente el cambio en esta metamorfosis mundial.


» Es momento de aceptar el cambio.

Nos hemos visto obligados a generar importantes ajustes a causa de la pandemia del COVID-19. En virtud que todo lo que sucede en el plano individual tiene repercusiones a diversas escalas, incluyendo el plano organizacional, es preminente entender nuestra dimensión individual tomando como punto de partida los tres siguientes ejes de acción:

1. Tomar conciencia. La pandemia nos ha permitido hacer tangible lo difícil que es que las personas tomemos conciencia de que debemos cambiar. Hasta que no comenzaron a validarse casos del virus en distintas latitudes, la mayoría de nosotros siguió con su dinámica diaria establecida.

2. Tener intención. La intención de cambiar es algo muy personal y es fundamental para poder cambiar. Este es el paso más desafiante para quien transita el cambio. Muchos profesionales han analizado alternativas para brindar servicios a través de sesiones en línea, existen esfuerzos por aprender otras formas de hacer las cosas y de ser productivos. Pero hay otros profesionales que aun teniendo conciencia plena de la situación no sienten el impulso de cambiar.

3. Capacidad para hacer. La nueva normalidad se ha reforzado la importancia de la capacidad de hacer las cosas, más allá del conocimiento. Por lo tanto, cuando transite hacia los cambios tenga en cuenta lo fundamental que será su inventario de capacidades y de habilidades esenciales para la adaptación en su ámbito organizacional.

» Leonardo Muñiz, de GTAC.

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