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Un grupo de expertos del Centro de Investigación en Materiales Avanzados (CIMAV) unidad Monterrey, utilizarán las cenizas volantes para solucionar la degradación microestructural de las superaleaciones que componen las turbinas de la industria aeronáutica, debido a la problemática de las altas temperaturas que alcanzan estos aparatos.
Dichas cenizas son consideradas desechos industriales de las centrales termoeléctricas y son capaces de resistir temperaturas superiores a los mil grados centígrados.
“Los componentes de álabes y toberas (tipo aspas móviles y fijas, respectivamente) de la zona caliente de las turbinas, los cuales son fabricados de superaleaciones base Níquel, se exponen a temperaturas superiores a mil grados centígrados, lo que provoca una degradación microestructural muy fuerte de los sustratos, repercutiendo en las propiedades térmicas y mecánicas de la estructura disminuyendo la eficiencia energética de las turbinas”, manifestó Ana María Arizmendi Morquecho, líder del proyecto de CIMAV.
El proyecto del Cimav consiste en el desarrollo de sistemas de barreras térmicas avanzadas, en base a nanocompuestos que protegen la estructura de las superaleaciones con las que están producidos ciertos compuestos de las turbinas.
Gracias a esto el grupo de expertos utiliza las cenizas volantes como matriz cerámica, agregándole diversas nanopartículas, con el fin de que se crean nuevos materiales. “Hemos descubierto que aprovechando la gran cantidad de mullita, el cual es un compuesto estable química y térmicamente que se encuentra en la ceniza volante, se puede usar este material como matriz cerámica, la cual con la incorporación de diferentes partículas hemos obtenido nanocompósitos novedosos que disminuyen en gran medida la conductividad térmica y utilizarlos en el desarrollo de recubrimientos para las superaleaciones”, resaltó Arizmendi Morquecho. Arizmendi Morqucho también refirió que tras cinco años de arduos análisis de diferentes materiales, esperan realizar las últimas pruebas para validar los materiales obtenidos a nivel laboratorio, con la idea de que se continúe con el proceso de escalamiento hasta que sea transferido a una empresa interesada. Por otra parte buscan implementar esta tecnología a nivel medioambiental, bajo la idea de aprovechar un material que hasta el día de hoy era considerado un desecho industrial contaminante.