Esto significó un gran desafío para todas las cadenas del sector, desde las mismas OEMs, hasta los proveedores de materiales directos y de servicios. Sin embargo, el último trimestre fue muy alentador, pues ya se habían reactivado casi en su totalidad las cadenas de producción de vehículos. Al final del 2020, la caída de producción en México fue del 20% respecto al 2019.
El T-MEC, que entró en vigor el pasado 1° de julio, va a exigir a las cadenas automotrices que integren un 12.5% de contenido norteamericano en sus vehículos. Esto es lo que está reactivando a los proveedores, especialmente los de segundo nivel, o también llamados Tier 2. Esta es una oportunidad de oro que como industria debemos aprovechar, pues si lo logramos, aunque se produzcan menos vehículos, se integrará más contenido mexicano en cada vehículo producido en Norteamérica.
Pero el mayor reto para la industria sin duda alguna será lidiar con la pandemia. Mientras no se consigan controlar las cadenas de transmisión de COVID-19, seguiremos teniendo protocolos estrictos para evitar contagios en las plantas. La llegada de la vacuna nos da esperanza, pero la realidad es que ésta no podrá aplicarse de manera generalizada antes de que termine el año 2021.
Ante este hecho, desde principios de diciembre del 2020, desde el CLAUT y en colaboración con el Centro de Productividad Monterrey, hemos armado lo que llamamos “El Frente Común ante el COVID-19”, con la intención de colaborar entre empresas y organizaciones para detener los contagios.
El Gobierno ha estado haciendo grandes esfuerzos, pero tienen su límite, así que desde le iniciativa privada, estamos buscando establecer estrategias en nuestras empresas para reducir y finalmente frenar los contagios.
Son tres áreas las que estamos atendiendo para lograr este objetivo: Tener muy bien establecidos los protocolos de seguridad en nuestras organizaciones, los cuales todavía se pueden afinar y ser más efectivos.
Hacer pruebas masivas al personal de nuestras organizaciones y de ser posible de nuestras comunidades, lo cual es fundamental, ya que se ha probado que a nivel mundial entre el 30 y 40% de los enfermos de COVID-19 son asintomáticos, por lo que las estrategias de pruebas generalizadas buscan identificar este tipo de pacientes para aislarlos inmediatamente, aunque no tengan ningún síntoma. En este aspecto vital, hemos estado trabajando tanto con la Clínica Nova de Ternium como con la Clínica de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa, quienes están facilitando sus instalaciones y equipo.
El último punto es trabajar en la trazabilidad de los contagios. En este sentido estaremos buscando establecer estrategias para que las personas que dieron positivo brinden información de las personas con las que tuvieron contacto, a fin de frenar la cadena de transmisión oportunamente.
Estas tres medidas: protocolos, pruebas y trazabilidad, nos ayudarán a reducir el índice de contagios y, por ende, alcanzar más pronto la recuperación del sector.
El 2021 debe ser un año de esperanza de que la industria seguirá trabajando y seguirá recuperándose y finalmente, podamos encaminarnos a superar esta prueba tan grande que ha representado la pandemia de COVID-19.
Desde el CLAUT continuaremos esforzándonos por ser una herramienta útil al abrir nuevos caminos de colaboración en beneficio de nuestras empresas asociadas, de nuestra industria y de nuestro país, en especial en estos momentos de grandes retos.