En este sentido, el mundo de la logística cuenta con su propia, pero no divorciada herramienta, el “TRADE COMPLIANCE”, que, si bien es la misma esencia y corre a la par, debe estar inscrita en la misma organización. Contribuye directamente a una gama más amplia de unidades de negocio aparte de las internas, considerando, a las externas dentro de la cadena de suministro.
Su implementación, por ende, requiere de una persona ajena a las áreas de logística, pero con los conocimientos necesarios para poder ser el equilibrio entre la propia organización y los “que haceres” de organizaciones externas, así como entendimiento normativo, específico, que, por si sola, la cadena de suministro mantiene.
Entonces, ¿por qué se vuelve importante una herramienta tan particular? Simple, proteger a la empresa de vulneraciones en sus diferentes ámbitos y eliminar cualquier oportunidad de corrupción en su extensa definición.
Por ejemplo, en comercio exterior, el área a la cual yo le he dedicado mi especialidad es muy importante que la norma se cumpla; el incumplimiento de esta conllevará a problemas de índole fiscal, administrativa, penal, financiera, poniendo en peligro, no sólo el desarrollo de la propia área, si no, además, del resto de los compromisos que tiene la empresa frente a sus inversionistas, autoridades, proveedores, clientes y, de su misma reputación.
Ahora, con mayor razón, con la entrada del T-MEC, donde especialmente el tema de cadenas de valor nos obliga a tener proveedores estratégicos, este instrumento cobra mucha más relevancia; así también, en considerar a un agente aduanal, a un proveedor de suministros, al transportista, al empacador, etc. como socio estratégico, que siga, y cumpla las reglas del juego, esto aplicado tanto dentro y fuera del país.
Es importante para los directivos de las empresas, entender esto como una inversión, debido a que varias implementaciones se requerirán, desde el recurso humano que llevará la tarea de coordinar las tareas propias del Compliance, pasando por herramientas tecnológicas y procesos estratégicos, sin menos preciar las áreas involucradas, y entendiendo el valor económico que representa su operación, versus las consecuencias de la falta de cumplimiento.
Por ello, la implementación de estas herramientas, suponen, no solamente en dar cumplimiento a medias a esto sólo porque “es la moda corporativa”, que presuntamente habla bien de una empresa, sino porque existe una verdadera razón de empoderar el cumplimiento basado en una mejor cultura que sea afín a la organización.