De acuerdo con Sebastián Romo, director general de Tridi Manufactura Aditiva, el mayor experto y generador de contenido de impresión 3D en México; la industria aeroespacial es la que más la utiliza y que en un futuro se prevé que el 100% de las empresas de este sector estén utilizando la tecnología 3D para alguna parte de sus procesos.
Esto se debe a que los volúmenes de producción en el sector aeroespacial no son tan grandes, además de que existe una alta personalización. “La manufactura aditiva se basa en ir añadiendo capas de material, una tras otra para construir el objeto que se tenía como diseño. Lo que permite fabricar objetos sin necesidad de moldes, sin inversiones altas en materia prima y sobretodo, sin gran desperdicio”, explicó Romo.
Esto, abundó el directivo, no significa que un método de fabricación es mejor que otro, sino que cada uno sirve para diferentes momentos en la vida de un producto.
A nivel mundial, Europa, Asia y Norteamérica son las regiones que más utilizan este tipo de tecnología. En Latinoamérica, Brasil es uno de los mayores exponentes; mientras que, en temas aeronáuticos y aeroespaciales, los principales países son Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia y China, que está empezando a entrar al juego, así como la India.
La industria aeroespacial y de defensa, precisó, es la que mayor aplicación actual tiene y mayor aplicación a futuro va a desarrollar, por lo que está tecnología se vuelve un jugador altamente relevante en esta industria, ganando su lugar en el desarrollo de productos, fabricación de piezas y optimización en líneas de producción, entre otros.
“La impresión 3D son un conjunto de técnicas, de equipamiento y de tecnologías que fabrican objetos de diferentes maneras, pero siempre bajo el principio de ir creando capas de material”, explicó. Los materiales en los que se puede fabricar, utilizando tecnologías de manufactura aditiva, son termoplásticos, metales y resinas que son termo fijos y fotosensibles, así como cientos de materiales más, siendo éstos los principales en el sector aeroespacial. “Cada material se fabrica con una tecnología distinta (…) para ello, existen muchas sub-tecnologías de impresión 3D, y cada una fabrica de maneras diferentes”, expuso.
Usos en la industria aeroespacial
Airbus y Boeing están desarrollando catálogos donde es más fácil mandar un modelo digital que se fabrique cerca del hangar o donde se esté necesitando esa pieza, la cual está validada y certificada, que puede utilizarse como refacción de algún componente aeroespacial.
Para componentes estéticos es donde adopta más dicha tecnología 3D. De hecho, se estima que los nuevos aviones de Airbus y Boeing cuentan con más de 1,500 piezas impresas en 3D, muchas de ellas en temas menores, no estructurales, con mucho avance de braquetes, sujeciones, con pocas aplicaciones en partes críticas por la alta complejidad de las mismas; sin embargo, la pieza más famosa impresa en 3D cae en la última categoría y está en un motor.
En cuanto a costos dependerá de cada aplicación; sin embargo, para industrias como la aeroespacial, con volúmenes bajos, dicha tecnología ayuda a mantener costos constantes, principalmente en lanzamiento de nuevas piezas. Cabe señalar que el valor de la manufactura aditiva en 2011 era de 1.5 billones de dólares en el mundo, y hoy se habla de alrededor de 14 billones de dólares y se espera que para 2023 supere los 30 billones de dólares; con un crecimiento constante anual de 25 por ciento.
Orígenes
En cuanto a manufactura aditiva e impresión 3D, se ha escuchado mucho más recientemente, en gran medida debido a la relevancia que está tomando para la fabricación de piezas ante la contingencia sanitaria; sin embargo, sus inicios datan de 1982, cuando se inventó la primera impresora 3D, por lo que esta tecnología ya tiene en el mercado más de 30 años y ha ido evolucionando con el paso del tiempo, adquiriendo mayor relevancia en el contexto global de la manufactura.
Señaló que fue en 2013 cuando se dio un gran boom en este sector, debido a que se tuvo una mayor publicación sobre los beneficios de la tecnología, además de que se abarató su costo, puesto que se vencieron algunas patentes, lo que hizo que fuera creciendo cada vez más el conocimiento sobre la impresión 3D.