Definitivamente con la situación actual del COVID-19 esto se aceleró y hoy, la cadena de suministro global se ve afectada y trasmuta a una regionalización global: una alternativa viable, siempre y cuando se realice un análisis solido en la gestión de riesgo y sostenibilidad para mantener la competitividad.
La cadena de suministro está viviendo interrupciones y trastornos en muchos sectores, por ello se debe generar una respuesta rápida impulsando lo que hoy se conoce como resiliencia a la cadena de suministro, ya que lo más importante es mantener las operaciones para que los clientes obtengan bienes y servicios de manera segura y rápida.
¿Cómo hacer frente a estos acontecimientos? El desafío está en gestionar de manera efectiva esa disrupción, donde la logística debe basarse en la elección y búsqueda de productos y materiales que permitan una respuesta mucho más ágil, así como de un costo competitivo en la región global o nacional, además de mantener cadenas de suministro más sólidas que permitan crecimiento en poco tiempo y que sean adaptables a la volatilidad del mercado, así como buscar fuentes de proveeduría mucho más cercanas y donde puedan ser más asequibles los bienes o servicios para garantizar la producción y fabricación, reduciendo tiempos de entrega y menor exposición en la cadena logística.
Herramientas importantes
Las nuevas tecnologías y plataformas fungirán un papel importante para asegurar la transparencia y solidez a lo largo de toda la cadena de suministro, y serán las principales herramientas que permitirán tener información en tiempo real para cambiar o sostener el rumbo de las compañías.
Los cambios derivados del T-MEC son el resultado de esta metamorfosis, por ejemplo: la exigencia en el cumplimiento de las reglas de origen obligarán a producir y comercializar aún más en la región, y es aquí donde está la oportunidad y puede ser que muchas empresas ya estén tarde.
Por ello es importante desarrollar una respuesta rápida a estos cambios y hacer frente a la disrupción, fortaleciendo las operaciones para futuros riesgos en la cadena de valor, sin olvidar que la eficiencia en la cadena de suministro debe traducirse en tres aspectos fundamentales: entregas a tiempo, que el producto llegue con la calidad requerida y con costo justo y razonable.