A través del CARI, capacitan y desarrollan medidas adecuadas en prevención de accidentes
Para toda empresa que se preocupa por la seguridad en su área operativa, es necesario que tenga como concepto base que ninguna medida de prevención es suficiente, si se trata de garantizar la seguridad de los trabajadores, que es su principal activo.
En consecuencia, el deber-ser de la seguridad e higiene en el trabajo, se sustenta en la protección de la vida y la salud de los trabajadores, y pasan a segundo termino los daños materiales y los quebrantos a la producción, lo cual puede desalentar los esfuerzos y recursos que las empresas destinan a éste rubro.

“El vertiginoso crecimiento económico de México ha llevado a la industria a una constante y más frecuente necesidad de modernización de equipos y procedimientos tecnológicos, pero a su vez, esto trae consigo imprevisibles riesgos para los trabajadores”, dijo Mario Viquez, Director del Centro de Adiestramiento y Revisión Industrial (CARI).
Existen múltiples sistemas de gestión emanados de dependencias oficiales dedicados a la seguridad e higiene laboral, las leyes por sí mismas no garantizan que su aplicación evite accidentes en los centros de trabajo. El IMSS por ejemplo, difícilmente podría devolver un órgano o extremidad perdidos que cause una incapacidad laboral; y mucho menos revertir una fatalidad.

Por lo anterior, el CARI fue creado a finales del 2008 con el objetivo de capacitar, desarrollar y coadyuvar a tomar las medidas adecuadas en la prevención de accidentes, con la intención de que las empresas no incurran en pérdidas humanas y económicas.
“El Centro ofrece proyectos para revisar, sugerir, desarrollar, promover, publicar y divulgar normas mexicanas y estándares de competencia laboral relacionados con la prevención de accidentes, daños y sanciones legales a través de programas de capacitación, logística, consultoría y métodos de trabajo”, comentó Viquez.
“Éste se conforma de cuatro fases encaminadas a implementar un programa de gestión a la seguridad y salud ocupacional, al cumplimiento de los requisitos legales, al establecimiento de medidas de control y al registro de indicadores de recurrencia”, dijo el directivo.
La primera de las fases es la auditoría de riesgos, la cual consiste en examinar todos los procesos relevantes de operación y su interacción con el personal, clientes y proveedores. Su éxito se fundamenta en el entendimiento preciso y exhaustivo de las prácticas de prevención internas y externas, simbología de seguridad y percepción de los peligros reales.

La fase dos es la consultoría, que se basa en un dictamen. Se expone un escenario de condiciones de riesgo inminente, de procedimientos inadecuados de maquinaria, herramienta y equipos pesados, así como la inspección, conducción y operación de estos últimos.
La fase tres se enfoca en el diseño estratégico, en el que la dirección general de la empresa designa a un líder de seguridad industrial, así como sus funciones y responsabilidades. Este determinará la factibilidad de las recomendaciones y si cumplen con sus requerimientos de identificación y prevención de riesgos.

Por último en la implementación que es la fase cuatro, se lleva a la práctica un sistema de gestión y prevención de riesgos laborales en función a la normatividad vigente.
“En ésta fase se cuenta con la Certificación del Sistema de Gestión a la Seguridad y Salud Ocupacional ante dependencias oficiales como Empresa Segura”, agregó el directivo.
En ésta etapa los resultados son tangibles, se beneficia todo el proceso productivo, se esclarecen los caminos de crecimiento de la organización y se facilita la toma de decisiones a largo plazo.

 
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CARI
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