Para entrar con un buen pronóstico de éxito en el mercado de exportación y evitar un desgaste innecesario en tiempo , recursos y expectativas, tanto para el oferente de los productos y servicios, como para los clientes transfronterizos, es indispensable hacer un ejercicio de reflexión de las fortalezas, debilidades y amenazas ( análisis FODA) de la empresa interesada. Es necesario contar con sistemas de medición e información Internos y confiables que generen indicadores de la capacidad instalada y disponible de los suministros o productos que se pretenden exportar, de su costeo, planeación, ejecución en tiempo y forma hasta el embarque .
De igual manera la pyme deberá ser una empresa limpia y ordenada; bien organizada y administrada; además de contar con los recursos económicos suficientes para aplicar en la nueva área de oportunidad que se está buscando.

Deberá de ser capaz en producir con predictibilidad, y aun sin considerar los requerimientos que los clientes les pudieran pedir en un momento dado, tiene que haber una capacidad de compromiso serio y de entrega sostenibles - no deseables solamente -.
El mundo de la exportación es sin lugar a dudas muy atractivo por la sustentabilidad que ofrece, tanto por los volúmenes en sus órdenes de compra, como también por la repetitividad en las características de los bienes, lo que favorece la ecuación de eficiencia/costo de la pyme.
Sin embargo, éste ambiente es altamente demandante comparado al mercado local porque se tienen que eficientar también los costos por transporte/volumen/unidad, incurriendo en inversiones importantes para el acarreo y su logística, sin mencionar la atención extra asociada al control y manejo de las mercancías de puerta a puerta entre empresas, trámites aduanales, regulaciones carreteras, entre otros, así como por el efecto dominó que pudieran producir piezas fuera de especificación en una línea de ensamblaje en otra localidad muy distante a la productora.

Y también porque la utilización final de los suministros puede destinarse a ambientes muy polarizados en uso y condiciones, - incluso climáticas, que no permiten vicios ocultos, pues tarde o temprano saldrán a la luz y se tendrán que pagar altas garantías al usuario final por el suministrador/integrador final.
El posicionamiento, reputación y competitividad del cliente extranjero están amarrados al proveedor pyme elegido, si hay falla, esta se manifestará en la línea de venta, no en la del suministro.
Es una buena estrategia que las pymes interesadas en exportar se acerquen a otras que ya lo estén haciendo con éxito y las emulen, que aprendan de sus éxitos, para que se eviten la pérdida de tiempo, y no inventen lo que ya fue inventado.
Sabiendo que el 70 a 85% de las pymes son empresas familiares, es también necesario insistir en que la dirección y administración de la misma debe profesionalizarse aunque sean los mismos familiares quienes la atiendan, ya que la buena relación entre partes debe estar acompañada también del formalismo correspondiente.

Es muy común que las empresas extranjeras estén dispuestas a pagar un sobreprecio por el aprendizaje de la pyme, pero una vez pasado un tiempo razonable, se buscará que se mantenga en un nivel competitivo internacionalmente, incluso que lo mejore, así que el beneficio de la eficiencia que antes mencioné, será compartido y en beneficio mutuo, pues harán sinergia en competitividad frente a otros equipos.
Los tiempos actuales están muy a favor de las pymes, tanto por su versatilidad en los suministros ( los mercados exigen una alta variedad de opciones ), como por el alto potencial que tienen en el control de calidad, la supervisión directa del propietario y porque son las más altas generadoras de empleo.
Dedicamos éste espacio con el ánimo de que las pymes hagan su propio análisis, pero de que lo hagan bien y obtengan verdaderos beneficios del mercado exportador.


 
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