Hemos escuchado tantas veces que la calidad es la llave de todo, que sin ella no hay nada, que el control y la repetitividad en los procesos es lo que toda industria persigue, que la calidad para aquí, que la calidad para allá e intentamos medirla en milésimas, diez milésimas, en fracciones, enteros, millones, etcétera… y sin embargo, a pesar de lo trillado del tema, de la insistencia de clientes y proveedores, pareciera que a la hora de poner dicho tema en práctica, muchas de nuestras empresas manufactureras no terminan de entenderlo… los amigos lectores que trabajan en el área de compras, ingeniería, calidad y/o desarrollo seguramente habrán llevado a cabo más de una vez, algún tour de planta como parte de una visita de expedición en medio de la búsqueda de algún santo proveedor que vendrá a salvarnos de todos nuestros males y aflicciones, que nos ha cotizado increíblemente bien y jura sobre la Biblia poseer todos los dones y capacidades que tanto necesitamos y…. ¡oh! ¡Sorpresa!, al llegar, encontraron grandes áreas de oportunidad, quizás no existen planes de control, falta de trazabilidad, pocos registros de calidad, segregación de productos, planes de contingencia, equipo de medición con fecha caduca de calibración, (quizás encontraron alguna o todas las áreas antes descritas).

Y sin embargo, como en verdad era necesario encontrar una solución y había un serio interés de establecer una relación comercial, se generó el reporte de visita, las recomendaciones, estableciendo acuerdos en las fechas de implementación para las acciones correctivas y felizmente partieron con la promesa de volver en “x” cantidad de tiempo para revisar los avances y poder continuar con el tema comercial y asignar el negocio, así que nuevamente esperanzados volvieron en la fecha acordada sólo para encontrar que muy poco o nada se había hecho, y claro, adiós al sueño de implementar a dicho proveedor como parte de la cadena de suministro.
El caso antes descrito es bastante más común de lo que pudiéramos creer, por supuesto que ésta no es la regla y hay empresas sumamente comprometidas y orientadas a la excelencia, sin embargo, el tema de hoy, no son éstas últimas.

Que importante que aprendamos a verdaderamente escuchar a nuestros clientes, y a visualizar la importancia de la implementación de la cultura de la calidad, no podemos continuar fabricando piezas con la certeza y esperanza interior de que serán piezas “buenas”, simplemente porque nuestro personal lleva muchos años haciéndolas, y conoce las máquinas así como el proceso a la perfección, por supuesto que esto es muy importante y es clave, pero igual de importante es poder demostrar la consistencia en la producción, porque cuando el cliente regrese a visitarnos nuevamente, tendremos sólo una oportunidad para consolidar y concretar.
Sería fenomenal que pudiéramos ver a la calidad, no como un costo adicional, porque aunque efectivamente hay que invertir en capacitación, consultoría, certificaciones, entre otros. Al final del día, en realidad estamos sentando las bases para captar más y mejores negocios, la diferencia está en adquirir o no el compromiso de la ejecución.

Deseándoles un mes maternal lleno de amor y felicidad a todos los lectores de Somos Industria.

IMPORTANTE SABER:


  • Escuchar a los clientes

  • Importancia de la implementación de la cultura de calidad

  • Demostrar consistencia en la producción