La industria petrolera mexicana está en la mira por los cambios que se quieren hacer en ella. Antes de sacar conclusiones sobre el futuro de ésta, es necesario conocer un poco sobre su trayectoria, para así comprender su situación actual y pensar en los cambios pertinentes que aportarán nuevo empuje.
La extracción de petróleo en América se remonta a los inicios de los 1800s, mientras que en México se comenzó unos 60 años después. Antes de que se supiera que en México había yacimientos de donde sacar petróleo en cantidades comerciales, en realidad no parecía rentable que el gobierno arriesgara fondos públicos en esta actividad. Fue hasta el gobierno de Porfirio Díaz, cuando se mandó a construir un ferrocarril, que accidentalmente encontraron un yacimiento de petróleo. A partir de este momento la industria petrolera surge formalmente en México, ya que comenzaron a crearse empresas dedicadas a extraer y comercializar petróleo.

Aunque desde 1917 –con la creación de la Constitución hasta hoy vigente– se estableció que por ley todos los minerales extraídos del suelo mexicano –entre ellos el petróleo y otros hidrocarburos– pertenecían a la Nación, no se llevó a la práctica dicha ley hasta la expropiación petrolera en 1938. A partir de este acontecimiento, México se convierte en productor legítimo de petróleo y comienza a colocarse mundialmente.
La industria petrolera es la más grande en términos de valor, puesto que el petróleo es un producto esencial para muchas industrias. Ya que entre sus derivados están los farmacéuticos, disolventes, fertilizantes, pesticidas y plásticos, entre otros, es una industria crítica para muchas naciones. A esto se le suma el hecho de que los yacimientos de petróleo que abastecen a todo el mundo, son contados.

En México, la industria petrolera es muy rentable, puesto que el consumo de energía mundialmente es muy alto: un 32% en Europa, un 53% en Asia, un 44% en Sudamérica y América Central, un 41% en África y un 40% en Norteamérica. Sin embargo, los yacimientos petroleros a los que se tienen alcance, dejarán de producir en algunos años. Por esta razón, es necesario que se comience a pensar en alternativas para llegar a los yacimientos de petróleo a los que no se tienen acceso por el momento. Es necesario replantearse las necesidades de la industria y comenzar a diseñar un plan de cambios para proveer nuevas tecnologías para la misma.
Está en la mira la reforma energética de EPN, unos están a favor y otros en contra. Pareciera inaceptable ir en contra de la patria y entregar el petróleo de nuevo a empresas extranjeras. Dejando de un lado este dilema, deberíamos plantearnos, ¿y qué si las nuevas tecnologías industriales que se están desarrollando en el país se destinarán a mejorar la industria petrolera?
Es un hecho que PEMEX ha dejado de ser una empresa competitiva mundialmente. Incluso Canadá y EUA están convirtiéndose en potencias energéticas. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos –muchos de los cuales nacen en el país– México podría reestablecerse entre las potencias mundiales del sector energético. Aún hay petróleo en México.
La industria petrolera sigue siendo de las más rentables a nivel nacional. Es necesario plantearse qué se puede hacer en materia petrolera y buscar la forma de solucionar la problemática con herramientas nacionales, antes de pensar en reformas a las leyes.

 
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Carlos Muñoz
Director de Innovación –Grupo 4S
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