“La única constante es el cambio”, quizá sea una frase trillada, pero soy de la idea que si uno no se prepara desde un inicio para evolucionar, para adaptarse, para cambiar, podremos sucumbir ante la inhabilidad de reacción. Habrá quienes dirán que los cambios son malos, otros que son para bien, yo estoy convencido que si uno se encuentra preparado puede dimensionar los impactos, es decir tanto los beneficios como los potenciales riesgos y con base en ello, tomar decisiones acertadas.
Al analizar este tema me puse a reflexionar y a investigar un poco al respecto, específicamente cuando una empresa requiere un cambio de ubicación así como del impacto de esto desde el punto de vista financiero.

Me resultó muy interesante toparme con un artículo en Entrepreneur (www.entrepreneur.com) sobre por qué, cuándo y cómo realizar un cambio de ubicación de negocio, ya que mucho de lo que Randy Myers, el autor comparte, es muy afín con casos que conozco. Empecemos cuestionando el origen “¿Por qué se cambia uno de locación?”: por crecimiento del negocio y topar la capacidad de espacio actual, para ahorrarse dinero (en caso de aumento de renta injusto), para acercarse a los consumidores o proveedores, para estar en una zona con vías de acceso más eficientes o simplemente por estar en una zona más segura.
Al menos son tres los elementos básicos a considerar cuando la decisión de cambio es inminente: el primero es asegurarse que cuenta con los suficientes recursos económicos para el cambio. El segundo elemento a considerar es hacer una investigación antes de cambiarte, desarrolla una lista de expectativas indispensables e importantes que requeriría tu nueva locación, considera de manera fría lo que tu negocio realmente requiere.
Finalmente el tercer elemento a considerar es realizar una adecuada planeación de la mudanza en sí, cuidar hasta los más mínimos detalles, desde el medio utilizado, los tiempos de traslados y acomodo de lo que moverás.

Otro documento, que destacó en mi investigación, comparte algunos tips que me parece adecuado retomarlos y adaptarlos a nuestro entorno. 1. Entiende el porqué del cambio, origen y expectativas del mismo. 2. Planificar es indispensable, documenta el proceso de la mudanza. 3. No descuides los gastos, investiga a detalle la implicación de tu cambio y los costos que esto implicará. 4. Habla con tus colaboradores, hazlos partícipes del proceso para así ofrecerles una actividad de colaboración y trabajo en equipo, escucha sus opiniones. 5. Habla con tus clientes, sondea el impacto del cambio y asegúrate que lo perciban como positivo, prudente y pacífico, logrando que el impacto traiga sólo beneficios para tus clientes. 6. Depura tu negocio, el cambio te ayudará a filtrar qué tienes que no te sirve, desecha toda la basura, todo lo que ya no usas, en pocas palabras no mudes también el desorden. 7. Busca la diversión, una mudanza puede ser exhaustiva, haz competencias, reta a tus colaboradores, haz de este cambio una actividad agradable. 8. Busca consejo, no escatimes en apoyarte en expertos, ya sean arquitectos, ingenieros, interioristas para que te orienten desde un inicio sobre qué es lo más conveniente a realizar en este proceso. 9. Ata todo cabo suelto, es fácil olvidar detalles como cerrar tu contrato anterior o solicitar rembolso de depósitos, cambiar la dirección de envió de correo físico y electrónico, avisar a tus clientes, accionistas y proveedores, entre otros.

Conozco varios casos de empresas que se cambiaron por motivos equivocados o sin el adecuado nivel de planeación y la reubicación les resultó contraproducente, por otro lado conozco otras empresas que basado ya en contratos, en resultados documentados, con un plan adecuado de mudanza, hicieron su cambio y con ello se prepararon para crecer y continúan haciéndolo.
¿Tu qué tipo de cambio quieres tener?


 
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