El producir, atender clientes, generar ingresos y utilidades, es la actividad física de toda empresa, pero también lo es el fungir como un desarrollador de personal, del bien común y de promover valores entre toda su organización.
La Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM) trabaja desde 1957 en formar la conciencia social de mujeres y hombres de negocios para lograr empresas altamente productivas y plenamente humanas en beneficio de México.
“En la USEM creemos que los principios del Pensamiento Social Cristiano (PSC) ofrecen una orientación profunda para la reflexión y una sólida plataforma para gestionar una empresa”, dijo Enrique López Morales, Director General Huanum Training y Consejero Directivo USEM Monterrey, la cual tiene como misión: unir, orientar y motivar al dirigente de empresas a vivir la acción de ser empresarios mediante el pensamiento social cristiano.

“La idea es que se comprometa a su propia transformación personal y en gestionar su liderazgo con base en dicho pensamiento, el cual se centra en tratar a las personas como seres humanos y como hijos de Dios”, dijo López, quien agregó que cuando se refiere a todas las personas está aludiendo a los empleados, al cliente, a los proveedores, a la comunidad, a los accionistas y a todos los que conforman la compañía.
Desde diplomados sobre el conocimiento del pensamiento, hasta programas para aquellos que decidan estar en la corriente del pensamiento social cristiano que tendrá un impacto en su negocio, es lo que ofrece USEM.
“Un dirigente empresarial socialmente responsable tiene que ser capaz de pensar que quien recibirá su producto también es persona y no solo una aspiradora de producto”, dijo Juan Manuel Adame Rodríguez, Director UANL y Consejero Directivo USEM Monterrey, quien destacó que la vida en la empresa se rige por principios sociales: el respeto a la dignidad de la persona humana, el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la solidaridad.

El primero de ellos se basa en que todo ser humano es un ser único, irrepetible e inteligente, con voluntad libre, sujeto de derechos y deberes, con destino trascendente y, por lo tanto, dignidad eminente, igual para todos. Es el origen, centro y fin de toda la vida social y económica, lo cual debe ser considerado en su integridad. El segundo, enfocado al bien común, consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro.
El tercero centrado en el destino universal de los bienes que están destinados para uso de todas las personas, son la herencia común de todos los habitantes pasados, presentes y futuros.
El principio de Subsidiaridad es desde el punto de vista empresarial, en el que las entidades mayores deben dejar actuar a las menores en lo que les compete, ayudarlas para que gradualmente mejoren la producción y para suplirlas sólo temporalmente si no pueden hacerlo porque enfrentan dificultades.
Mientras que el principio de la participación es la consecuencia característica de la subsidiaridad que se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece.

Testimonio
Para Enrique Zambrano, Director General de Proeza, los valores básicos son importantes en su compañía, que se distingue por el compromiso con la gente, la mejora continua, la estandarización de procesos y la relación a largo plazo.
“La utilidad es un medio para invertir, crecer y desarrollar a la gente y sus conocimientos”, dijo el director .